Subsecretaría de Cultura de AMR
El martes 8, a las 20, un film a medio camino entre una aproximación documental y una ficción sobre la vida de una asistente de vuelo. A las 22, en la SECCIÓN OUTBACK, una obra significativa en la cinematografía australiana que aborda con sensibilidad e impacto la historia de los pueblos indígenas y su relación con los colonizadores.
Horarios
Apertura boletería: 19.30 hs.
Proyección (puntual): desde las 20 hs.
A las 20 hs.: “RIEN À FOUTRE”
“Rien à foutre” (Zero Fucks Given / Low Cost)
Bélgica, 2021. 110′. Dir. Emmanuel Marre y Julie Lecoustre.
Cassandra (Adèle Exarchopoulos) tiene 26 años, trabaja para una compañía aérea low cost con base en Lanzarote y, aunque el trabajo de asistente de vuelo puede parecer fascinante, las condiciones reales no lo son (“Debés guardar todas tus emociones, no pensar en tu vida personal, no pensar en nada que pueda perturbarte. Concentrate, no existe pasado ni futuro…”) Su vida, robótica y repetitiva, transcurre entre escalas, encuentros de citas ocasionales, boliches y momentos de profunda soledad hasta que…
A medio camino entre una aproximación documental al mundo de la precariedad del trabajo, con un acercamiento al estilo de los hermanos Dardenne y un estudio de personaje más intimista, “Rien à foutre”, su nombre original, o “Zero Fucks Given” (traducidos más o menos como “Me importa un Carajo” y “No te dan un Carajo” respectivamente) se presenta como un film que duda acerca de la dirección que pretende, propiamente como la misma protagonista.
Y si bien en la primera parte nos parecerá estar frente a una película de denuncia al estilo Ken Loach o los mismos Dardenne, en la cual la protagonista se bate contra un sistema de trabajo alienante, se ve que no es así cuando una de sus colegas, ante el pedido de un dirigente sindical, responde: “no tengo tiempo para la revolución “, palabras manifiesto de una generación.
Adèle Exarchopoulos, nominada por esta actuación al premio César a Mejor Actriz, rodeada de una compañía compuesta en parte por el verdadero personal de una empresa aérea (y filmada en situaciones de trabajo real), entrega al personaje una tremenda sinceridad que se refleja en su rostro donde conviven rasgos tanto infantiles como enigmáticos. Este oficio de la protagonista de andar continuamente en viaje lleva a la actriz a mostrarnos la despersonalización de quien busca esconder sus heridas. Después, para recomenzar desde cero, debe aceptar volver a sí misma y reconciliarse con los otros.
Itinerario que Lecoustre y Marre nos muestran en ésta, su ópera prima, sin moralismos ni eventos dramáticos; sino demorando el ritmo del relato en una estructura narrativa original tanto en su presentación como en la aceptación de los contrastes de la existencia.
A las 22 hs.: “THE TRACKER”
“The Tracker” (El Rastro)
Australia, 2002. 92′. Dir. Rolf de Heer.
Semana Internacional de Cine de Valladolid: Premio Especial del Jurado.
Un equipo formado por tres hombres blancos se adentran en el desierto australiano en busca de un aborigen fugitivo. Este equipo cuenta con la ayuda de un rastreador aborigen, conocido como The Tracker, quien aunque es un hombre libre, está bajo el control de los colonizadores blancos.
El rastreador guía al grupo por las tierras áridas de Australia, mientras que las tensiones raciales y de poder se intensifican. El racismo, el colonialismo y la relación entre los colonizadores blancos y los pueblos indígenas de Australia son parte central de esta narración que se desarrolla en el año 1922.
Con un innovador uso de las pinturas de Peter Coad para representar escenas de violencia en lugar de mostrar explícitamente la violencia en pantalla, Rolf de Heer logra un enfoque visual poético y reflexivo.
Obra significativa en la cinematografía australiana, que aborda con sensibilidad e impacto la historia de los pueblos indígenas y su relación con los colonizadores, The Tracker fue aclamada por la crítica y ganó varios premios, destacando especialmente la interpretación de David Gulpilil, quien fue elogiado por su trabajo como el rastreador.
Su banda sonora es otro de los elementos superlativos de este film, compuesta por Archie Roach, célebre músico aborigen, también reconocido por la crítica y el público.