El martes 11 habrá una función especial con intervalo de 15 minutos. Un gran clásico del cine italiano, ideal para ver en sala.
Horarios
Apertura boletería: 19.30 hs.
Proyección (puntual): 20 hs.
A las 20 hs. (con intervalo de 15 minutos)
“EL GATOPARDO”
Italia, 1963. 185′. Dir. Luchino Visconti.
Cannes: Palma de Oro, Luchino Visconti; Nastro d’Argento: Mejor vestuario, Piero Tosi; David de Donatello: Mejor productor, Goffredo Lombardo.
El octavo largometraje de Visconti, fiel adaptador de la novela de 1958 de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, que recibiera el Premio Strega, está ambientado en la época de la Unificación italiana.
Sicilia es escenario de hechos históricos de importancia nacional y el desembarco de Giuseppe Garibaldi en el puerto de Marsala, en mayo de 1860, llevará a los enfrentamientos entre los Camisas Rojas y el ejército borbónico en varias plazas y calles de la ciudad de Palermo.
El film muestra la decadencia de una familia de la aristocracia palermitana, en especial de su patriarca Don Fabrizio Corbera, Príncipe de Salina (un Burt Lancaster genialmente reinventado), haciendo referencia el título al leopardo jaspeado (“gattopardo” en italiano) que aparece en el escudo de armas familiar.
Los poderes en Sicilia se están reorganizando; uno cae, el otro sube y muchos buscan adaptarse. El Príncipe, culto e irónico, encarna los rasgos de la aristocracia siciliana empobrecida que, con escepticismo, experimenta las convulsiones históricas que marcan el nuevo dominio de una clase media inculta representada por Calogero Sedàra, ex aparcero, ahora en la cima como hombre de poder.
La burguesía adinerada quiere imponerse social y políticamente. Avanza lo nuevo y el sobrino preferido del Príncipe, Tancredi Falconeri (Alain Delon) buscará casarse con la bella y plebeya hija de Sedàra (Claudia Cardinale).
La carcajada vulgar de Angélica en la mesa, bella escena que se nos impone para siempre, rompe los estándares rituales de una familia en decadencia, muestra la avanzada de la “plebe” y la rápida adaptación de la aristocracia, más que cualquier análisis social.
“Cambiar para que nada cambie”, el lema del Gattopardo, entrará en la conciencia colectiva de Italia.
Además de la belleza y el talento de los nombrados, cuentan las buenas actuaciones de Paolo Stoppa (Calogero Sedàra), Rina Morelli, Romolo Valli, Serge Reggiani, entre otros.
Así como la música de Nino Rota (milanés como Visconti, y como él amante de la ópera), que acá abandona el costado más popular de sus bandas sonoras para componer una música elegante y orquestal e incluir un vals temprano e inédito de Verdi como pieza central en la secuencia final del baile. La escenografía de Mario Garbuglia hace especial referencia a la iconografía del siglo XIX y los planos internos y externos permiten la reconstrucción del ambiente histórico con una fuerte sensibilidad pictórica.
El sutil análisis político, la reconstrucción del aire del tiempo histórico y la unión entre escenas épicas con otras muy íntimas y nostálgicas, hacen que este film visceralmente italiano sea un gran clásico.